
Joaquín Rodrigo la compuso en el verano de 1938. “Esta obra podría interpretarse no solo como una vívida evocación del paisaje de verano, sino también como una canción de regreso a casa en la que el instrumento nacional español se convirtió, de repente, en una de las voces más íntimamente expresivas de Rodrigo.” Obra dedicada al guitarrista Narciso Yepes, y estrenada por Regino Saínz de la Maza.
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