Entre 1940 y 1945, Heitor Villa-Lobos compuso cinco Preludios para guitarra, obras que hoy forman una de las piedras angulares del repertorio guitarrístico universal. Cada preludio es un retrato musical: una evocación de paisajes, emociones, personajes y recuerdos. Desde los ecos de Bach hasta la raíz profunda del folclore brasileño, estos preludios reúnen la sensibilidad europea con la fuerza y el color del alma Iberoamericana. Más que ejercicios musicales, son declaraciones poéticas, íntimas y poderosas, que invitan al oyente a un viaje sonoro lleno de contrastes y profundidad.
Aún no hay opiniones.